Pocas veces se vio algo similar a lo que ocurrió en el encuentro del domingo entre PSS Sleman y PSIS Semarang, en la segunda división de Indonesia. Con ambos equipos clasificados a las semifinales del torneo, el partido servía para definir el ganador del grupo, que debería enfrentarse contra el gran candidato al título, Pusamania Borneo, por el ascenso (ambos finalistas suben directamente a Primera). Y como los dos querían evitar al favorito, decidieron buscar la derrota de manera vergonzosa: en el triunfo 3-2 de PSS, los cinco goles fueron en propia puerta y con una alevosía tal que lo que se vio en el campo sólo puede llamarse fútbol porque había porterías y un balón.
El partido estuvo desnaturalizado desde el principio: cada equipo se quedó parado de su lado del campo de juego, sin la menor intención de jugar, mientras la pelota iba de compañero a compañero en un toqueteo intrascendente. Así transcurrió el tiempo hasta los 33 minutos del complemento, cuando Agus Setyawan, de PSS, puso en ventaja a PSIS pese a los intentos de un delantero rival de evitar la conquista. A tres minutos del final, Hermawan Putra Jati marcó el 2-0 contra su propio equipo. Entonces, el rival reaccionó: en los últimos instantes de juego, Fadli descontó y Komedi marcó por duplicado para darle la derrota al conjunto en el que juega.
Después de analizar el caso, la Comisión Disciplinaria de la liga tomó duras represalias contra ambos equipos: pese a estar clasificados para las semifinales, PSS Sleman y PSIS Semarang fueron descalificados del campeonato y no podrán competir por el ascenso a la máxima categoría. Pero las investigaciones continúan su curso e, incluso, no se descarta que ambos equipos sean castigados con el descenso a tercera.
«Se trata de una violación que no puede ser tolerada, porque fueron en contra de los principios básicos del fútbol, del fair play, de los estatutos y de la doctrina misma del deporte», consideró Hinca Panjatian, director de la Comisión.
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