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Los preparativos para el Mundial del 2018 tropezaron con un obstáculo inusual: municiones sin explotar de la Segunda Guerra Mundial correspondientes a la épica Batalla de Stalingrado que duró más de cinco meses entre 1942 y 1943.
Mientras se demolía un estadio para construir allí otro en la ciudad sureña de Volvogrado, antiguamente Stalingrado, diez veces los obreros encontraron proyectiles, según dijo Arkady Grushko, director de la obras en esa región, a la agencia rusa Tass.
Las municiones «fueron sacadas de la ciudad y destruidas», afirmó Grushko, agregando que el sitio está siendo inspeccionado para ver si hay más proyectiles antes de reanudar los trabajos con miras a la construcción del estadio Victoria con capacidad para 45 mil espectadores.