Tras 12 años de ‘eterna’ ausencia, el campeón del fútbol argentino buscaba cambiar el chip de forma inmediata (dejando atrás el traspiés sufrido en el debut doméstico), para arrancar con el pie derecho su gran sueño: la Copa Libertadores. En los que significaba su estreno por el Grupo 8, la ‘Academia’ debía visitar a un Deportivo Táchira que llegaba de dar el batacazo en el Repechaje eliminando a Cerro Porteño (situación que incluso les complicó las planificaciones, ya que tenían preparado un viaje a Paraguay y no a Venezuela).
A sabiendas de que estaba ante su gran prioridad y no debía permitirse ninguna falla, Racing saltó al campo de juego decidido a llevarse puesto a su rival de turno. Tal es así que tan sólo le permitió una peligrosa aproximación de cabeza a los cinco minutos, para luego empezar a transformarse prácticamente en el único protagonista de la noche venezolana.
Claro que le llevó unos minutos destrabar el cotejo, pero una vez que lo logró fue letal. El primer peligroso aviso lo mandó antes del cuarto de hora con un Gustavo Bou que hizo temblar el palo (previamente parecieron cometerle penal a Diego Milito). Y sería seis minutos más tarde cuando se encontraría con su merecido: luego de un rasante tiro libre de una ‘Pantera’ que se vestía de asistidor, aparecería Luciano Lollo para sellar la maniobra con un exquisito taco y -con caño incluido al arquero- mandar el balón al fondo de la red.
Ya con la ‘Academia’ siendo el claro dominador del juego, aparecía la letal dupla de ataque para destilar magia en el campo de juego del Pueblo Nuevo. A pura pared se metieron en el área el ‘Príncipe’ y Bou, para que este último fuera el encargado de sentenciar el 2-0 con el que Racing se iría victorioso al descanso.
La reanudación del juego resultó ser un mero trámite para una ‘Academia’ insaciable. Apenas el local intentó dar algún signo de recuperación (con un remate a distancia de Flores que exigió bastante a Saja), los de Cocca sepultaron todas sus ilusiones de la mano del ‘todoterreno’ Bou, quien recibió de espaldas al arco, dio una media vuelta formidable y se despachó con un golazo para el 3-0.
Pero eso no era todo. Es que faltaba el sello del otro distinto del equipo: el capitán Milito. Tras una nueva estupenda sociedad con la ‘Pantera’, quien se volvió a lucir en el rol de asistidor, el ‘Príncipe’ quedó mano a mano ante el arquero rival y con total frialdad lo mandó a sacar la pelota de adentro.
Pese a que el partido ya estaba cerrado (incluso la parcialidad local abandonaba sus lugares y se retiraba del estadio), Racing no se mostró dispuesto a regular y siguió con el pie en el acelerador. Fue a los 23 minutos cuando volvieron a conectarse los intratables: Milito habilitó para que Bou decretara el tercero de su cuenta personal y el 5-0 para la ‘Academia’.
Como si ya no fuera suficiente para un conjunto local que necesitaba terminar el duelo cuanto antes, a minutos del final dilapidó la chance de marcar el ‘gol del honor’. Luego de una falta de Germán Voboril sobre José Meza dentro del área, Jorge Rojas pateó alto el penal y ni siquiera pudieron desahogarse con el descuento.
Fuente: Infobae
