Curiosidades

Boneco, el perro que fue multicampeón con Independiente de Avellaneda

En el mundo lleno de historias de la Copa Libertadores también hay lugar para él. No fue goleador, ni tampoco un entrenador que guío a sus jugadores a practicar un fútbol que quedó en el recuerdo de todos, no era ese masajista que es confidente de los jugadores, ni el presidente que armó el plantel que llevó a un club a lo más alto del continente. Él era distinto, quizás único en la historia del certamen más prestigioso del América. El protagonista de esta gran historia era Boneco, el perro ‘amuleto’ del Independiente multicampeón de la década del 70.

«Cada vez que íbamos a la cancha a ver a Independiente, esperábamos que el primero que salga a la cancha sea Boneco. Y cuando la gente lo veía correr con la banderita en la boca explotaba de alegría, porque él contagiaba un optimismo único». Las palabras de Edgardo, un asiduo plateísta del Rojo de Avellaneda, no hacen más que poner en contexto la importancia que tenía este famoso ‘hincha’ de cuatro patas para el club más ganador en el máximo continental.

La historia de este famoso canino, que de un instante para otro saltó del anonimato a la fama, se inició en un oscuro puente del barrio porteño de Palermo. Allí estaba Juan Carlos Malodín, un indigente brasileño al que los vecinos de la zona apodaban Lolo y que se encontraba postrado y enfermo, a la espera del peor final. Pero parece que la suerte le envió un ángel de cuatro patas, que también se encontraba solo y de raza indefinida que le cambiaría la vida para siempre. Los memoriosos aseguran que el hombre sufría con una gangrena fulminante en una de sus piernas. Las esperanzas eran nulas, pero el perrito le empezó a lamer las heridas hasta salvarlo milagrosamente de la amputación.

Ya salvado, Lolo se dedicó a enseñarle piruetas a un Boneco, que aprendía rápidamente, lo que lo hizo animar fiestas infantiles y formar parte de algún circo para ganarse la vida. ¿Pero qué tiene que ver todo esto con Independiente y la Copa Libertadores? Pasión Libertadores habló con Ricardo Pavoni, el capitán de aquél Rojo que logró el tetracampeonato de América (72-73-74-75) para hablar de lo importante que era Boneco para aquel mítico plantel: «Un día entró Lolo al vestuario y nos comentó que su sueño era que Boneco entre al campo de juego con nosotros. En ese momento se permitía entrar con animales a la cancha así que como él era un perro amaestrado no tuvimos problemas en aceptar». El Chivo recordó que lo que empezó como un favor se terminó transformando en religión: «Siempre venía cuando jugábamos en Avellaneda y un par de veces nos acompañó cuando fuimos al interior. Era uno más del plantel, nosotros lo queríamos mucho y nos hacía muy bien que estuviera en los partidos».

Pero no solo el férreo defensor se refería a lo importante que era el perro para Independiente: “En el mundo del fútbol las cábalas existen y son muy fuertes, Boneco era un Talismán de la suerte, y cuando nos falta sentimos su ausencia como la de uno de nosotros”, dijo alguna vez el enorme Ricardo Bochini. El entrenador Pipo Ferreiro aseguró: «Boneco era un integrante más y cuando Independiente viajaba al exterior tenia un pasaje y un pasaporte para él, se cansó de salir campeón”.

La leyenda también cuenta que Pavoni antes de salir a la cancha en un partido definitorio de Copa aseguró: “Si Boneco entra a estos estadios tan llenos y no se achica. ¿Cómo vamos a arrugar nosotros?». Tal era la importancia del canino que hasta los rivales querían conocerlo. Una vez el exquisito delantero peruano Percy Rojas, posteriormente campeón con Independiente, explicó que jugando para Universitario de Lima quería visitar a Independiente para conocer a la famosa mascota: “Era conocido en muchos países, porque cuando llegábamos a Argentina todos querían conocer al perro famoso de Independiente. En el Perú todavía se lo recuerda”.

El vínculo de Boneco y el plantel iba más allá del campo de juego. En las grandes cenas que acostumbraba a tener el multicampeón de América el perro y su dueño hacían un truco que todavía hoy los protagonistas recuerdan: «Lolo le daba un pañuelito y le decía el nombre de alguno de nosotros, por ejemplo, ‘lleváselo a Bertoni’ y Boneco se lo llevaba. Todavía no entiendo como lo hacía. Era un perro muy especial». Tan especial que su popularidad se incrementaba día a día y llegó a la TV, siendo la mascota de la tira «Gorosito y Señora» que transmitió Canal 13 en 1971.

Con el paso del tiempo la salud de Lolo empeoró y el vínculo era tan grande que tras fallecer, Boneco pasó todo el velatorio tirado debajo del ataúd. Cuando el cuerpo fue llevado a su morada final, el perro se echó al lado de la tumba y se negó a recibir cualquier alimento, muriendo de hambre y de sed, reafirmando, con esta actitud, que nunca más se separarían. Un campeón con todas las letras tanto en la Copa Libertadores como en la vida.

Fuente: Pasión Libertadores

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