El fuerte terremoto que golpeó a Ecuador sigue dejando historias que contar en el mundo del fútbol, entre ellos lo que contó en su país natal el paraguayo Paolo Ortíz, guardameta del Manta Fútbol Club quien vivió de manera dramática este fenómeno natural que causó más de 600 muertes en el país y que dejó sin hogar a miles de personas.
Ortíz, quien vivió el terremoto en una de las ciudades más golpeadas, en el medio de prensa de su país, Crónica, reveló detalles del fuerte momento que pasó y que vivió con otros compatriotas como son Iván Villalba y Diego Vásquez, quienes también militan en el equipo ‘Atunero’.
“En el momento del desastre yo iba conduciendo rumbo a mi departamento, cuando de repente la tierra comenzó a moverse y quedé inconsciente tras golpear la cabeza por el hierro del cinturón de seguridad. Recuerdo que me despertó un señor que vino a socorrerme, me sacó del auto, dijo que me creía muerto y que le daba gracias a Dios por seguir con vida. Bajé y vi el camino partido a la mitad, agujeros enormes por todas partes, familias enteras llorando y corriendo, sangre por doquier y gente buscando a sus familiares”, relató.
“No sé cómo llegué hasta donde estaba mi departamento y me quedé aterrorizado cuando vi que no estaba, todo se fue abajo, todo el barrio desapareció. Iván y Diego ya habían corrido a un albergue y más tarde me reencontré con ellos”, agregó.
El guardameta agregó más detalles de la dura situación que se vivió en Manta, donde la cifra de muertos superó los 200 por este sismo.
“Salimos a las calles a socorrer a la gente y lo más fuerte nos pasó ahí, vimos a una niña y su padre morir aplastados. La nena se encontraba atrapada en los escombros, todavía viva, cuando el padre entró y se les cayó la casa encima. Nos agarró una impotencia, ganas de llorar», manifestó.
Ortíz, junto con sus compatriotas, se refugiaron en días posteriores al terremoto en GUayaquil, donde fueron hospedados por el también paraguayo Fernando Giménez (de Emelec), para luego viajar a su país de origen, del cual dos de los tres foráneos del Manta terminaron regresando.