Al belga Radja Nainggolan se lo conoce por su estilo de juego. Es un volante muy dinámico con un buen tiro de media distancia que brilla en la Roma, que también se hizo conocido por algunas actitudes que superan los límites futbolísticos. Como, por ejemplo, los tatuajes que cubren su cuerpo. Y hasta porque no oculta que le gusta fumar.
«Fumo y no me avergüenza. Nunca me he ocultado. Sé que debería dar un buen ejemplo, tengo niños, pero creo que también hago mi trabajo como jugador de fútbol y eso es lo que importa», reconoció Nainggolan, de 28 años y apodado El Ninja. La declaración de Nainggolan surgió luego que fuera captado por las cámaras mientras fumaba en su auto.
A Nainggolan se lo conoce como un personaje extraño en el ambiente del fútbol. Pocos saben que su niñez fue muy sacrificada. Tenía apenas seis años cuando su padre, de origen indonesio, abandonó la familia y su madre quedó a cargo de cinco hijos.
Tras desempeñarse un año como arquero, Nainggolan se convirtió en un eficiente jugador y así fue que desembarcó en el Piacenza y, tras cuatro años, dio el salto grande cuando firmó para Cagliari en la Serie A. Ya instalado en Italia sufrió la pérdida de su madre. Fue entonces cuando el belga se tatuó en la espalda dos alas grandes con la fecha de nacimiento y fallecimiento de su madre.
En 2014, llegó a la Roma a cambio de tres millones de euros y también recibió el llamado del seleccionado de su país. Hoy es una de las estrellas del Calcio.
Fuente: Clarín