En Guayaquil, tanto ecuatorianos como venezolanos se congregaron en diversos restaurantes y bares de la ciudad para disfrutar juntos del emocionante partido de fútbol.
La ciudad vibró con la alegría y la pasión de los aficionados, quienes, a pesar de sus diferencias, compartieron una misma emoción: el amor por el fútbol.
En lugares como el popular Sports Garden, la atmósfera fue electrizante. Familias y amigos se reunieron alrededor de pantallas gigantes, disfrutando no solo del partido sino también de la buena comida y bebida. Los colores de ambas selecciones se mezclaban en las camisetas de los presentes, creando un mosaico de apoyo y camaradería.
La gastronomía ecuatoriana y venezolana se fusionó en menús especiales, sobre todo en Chamos Burguer, ubicado en “Urdesingue” que ofrecían arepas, pepitos y más delicias.
Los brindis y los cantos de aliento no cesaron durante todo el encuentro, haciendo de la tarde una celebración inolvidable.