Dos goles, obra de Modric y Cristiano Ronaldo, que batió con nueve el récord de tantos marcados en una fase de grupos de la UEFA Champions League, le bastaron al Real Madrid para acabar con la racha del Copenhague en el Parken.
Puede que el equipo danés sea modesto, pero en su campo, en fase de grupos, no había aún perdido en ocho partidos, y eso que habían pasado Barcelona, Juventus y Manchester United, entre otros.
Fue un triunfo convincente del Madrid, que ya primero y clasificado para octavos, quiso cerrar una brillante fase con una nueva victoria, certificada sobre todo en un notable primer tiempo.
Apostó de inicio Ancelotti por Modric en vez de Illarramendi como compañero de Xabi Alonso, que regresaba al equipo al igual que Bale y Ronaldo. Y le salió bien la jugada. El croata mezcló bien con el donostiarra, que celebraba sus 200 partidos oficiales con el Madrid.
Y Modric dejó un gol de antología, el primero esta temporada. Un remate colocado con la diestra desde el borde del área, después de un recorte, y que acabó en la escuadra izquierda del arco de Wiland.
El tanto fue una consecuencia lógica del dominio progresivo del conjunto blanco, esta vez de naranja, que a partir del minuto veinte se hizo dueño del encuentro a base de toque y criterio.
Con Alonso y Modric mandando en el medio, el Madrid empezó a combinar y a tirar paredes. Isco, Benzema y Cristiano se fueron activando y empezaron a caer las ocasiones. Un cabezazo de Bale, dos remates del francés y otro de Ronaldo fueron el preludio del gol.
Copenhague acusó el golpe y se vio claramente superado en los mejores minutos del Madrid, que tocaba a placer, llegaba por bandas y por el medio ante un rival desconcertado. Pero Ronaldo, sobre todo, no pudo con Wiland en varios lanzamientos lejanos.
Un tanto anulado por falta a Casillas en un córner despertó al Copenhague y al público, callado hasta entonces contemplando el rondo del rival en un césped irregular aunque mejor de lo esperado.
Pero el empuje danés no llegó a más ni se tradujo en claras ocasiones, al igual que había pasado en el primer cuarto de hora, el mejor período de los locales.
Las internadas del islandés Gíslason y un par de acciones de Vetokele crearon confusión en la zaga blanca, que estrenaba pareja de centrales con Pepe y Nacho por las bajas de Ramos y Varane.
Pero así que el Madrid se asentó, se acabó el Copenhague, que acusó mucho la lesión de Jørgensen, su mejor jugador, que duró 8 minutos. Su baja y la previa de Braaten, su pareja titular de atacantes, fueron una losa para el modesto campeón danés.
Y más aún el gol de Ronaldo al poco de comenzar la segunda parte. En su sexto remate, el jugador portugués, al que Wiland le acababa de sacar un mano a mano, fusiló al meta sueco en un despiste de la zaga danesa tras un córner. Marcelo mandó un centro lateral y Pepe le dejó de cabeza franco el balón al «7» blanco.
Copenhague tuvo otro ataque de coraje y amenazó con un tiro de Gíslason y una jugada de Toutouh, que salió trastabillado de una gambeta cuando se quedaba solo frente a Casillas, que también pasó algún apuro en las jugadas de pelota parada.
Fue Vetokele, en una dejada de Gíslason, el mejor de su equipo, el que tuvo la más clara. Su remate tocó en Nacho y se fue a córner.
Del Real Madrid no se tenían muchas noticias. Entre que no se jugaba nada y que veía el partido ganado, el equipo se relajó en exceso.
Ancelotti probó con Di María en el medio, pero el Madrid no tenía tanto la pelota y jugaba con una marcha menos.
Pero en el tramo final, con el partido roto, tuvo tres o cuatro ocasiones claras al contraataque para lograr una goleada.
Ronaldo pudo aumentar su cuenta en un remate a la media vuelta con la zurda que se fue al palo. También rozó el gol Bale en un cabezazo desviado y Di María, en un remate de rabona.
El «7» pudo firmar el segundo, pero Wiland le paró un penal que Delaney le había hecho al portugués en la noche de su récord y la de un Madrid que avanza con pase firme a octavos.
EFE