El Hoffenheim ganaba fácil por la última fecha de la Bundesliga ante un rival descendido. Como el partido no definía nada, «Hoffi», el alce que oficia de mascota del equipo, se metió a festejar el 2-0 con los jugadores, hasta que el árbitro lo tomó del brazo y le enseñó el camino de la salida. El hombre del disfraz levantó los brazos y se marchó en son de paz.
El encuentro no definía nada, solamente completaba el calendario de la Liga alemana, entonces el «bicho» pensó «Ésta es la mía». La mascota del Hoffenheim, que anima a los hinchas en cada partido de local, se movía al costado del campo de juego y decidió introducirse al mismo cuando Firmino anotó el 2-0 para los de Sinsheim (el match finalizó 3-1).
«Hoffi» se abrazó con los jugadores, ensayaba morisquetas con el público y todo era jolgorio, hasta que la autoridad se hizo presente y le cortó el chorro. El árbitro lo tomó del brazo, cual madre al hijo que está haciendo alguna macana, y le señaló la puerta de salida. El simpático alce no tuvo mucho coraje para hacerle frente: levantó los brazos implorando su perdón y desfiló hacia las duchas. Cómico.
Fuente: Infobae
