El fútbol es un deporte que genera millones de ilusiones para todos aquellos que quieren sobresalir con esfuerzo, frustrándose y llorando por disfrutar de esta pasión de manera profesional.
A veces no es nada fácil conseguirlo, puesto que la vida del futbolista lleva unas largas travesías para alcanzar los objetivos, son exhaustos y muchas veces no es lo que se espera.
Hay quienes terminan consiguiendo el sueño de cualquier niño: ser profesional y llegar a debutar con su selección. Este es el caso de Jamie Vardy, un delantero que hace solo cuatro años jugaba en la séptima división de Inglaterra, específicamente en el Halifax en 2011.
Esté sábado logró anotar en 11 jornadas consecutivas, superando el récord del holandés Ruud Van Nistelrooy con Manchester United.
El ahora ariete del Leicester City se crió deportivamente en el Sheffield Wednesday. Formado en la cantera de los ‘búhos’, con 16 años sufrió uno de los golpes más grandes para un futbolista, pese a ser el gran goleador del equipo, la directiva decidía rescindirle el contrato por ‘bajito’.
“Era demasiado pequeño y decidieron no contar conmigo”, aseguraba a la BBC. Tan duro fue el momento que hasta decidió dejar el fútbol y en ese año que se apartó de las canchas, no la pasó bien y se metió en un par de problemitas.
Tras quedarse sin equipo, se vio envuelto en una pelea y hasta lo hicieron llevar una tobillera electrónica para estar monitoreado por la policía durante un año.
Pero no se rindió nunca y aprendió la lección: era el momento de ponerse a trabajar si quería lograr su sueño.
Esa realidad lo obligó a buscar empleo como técnico en una fábrica de férulas.
Del 2011 al 2012 estuvo con el Halifax Town. Probó suerte en el Leicester de la segunda división en el mismo 2012 y logró el ascenso a la Barclays Premier League en 2015.
Fuente: Diez
