Deportivo Quito ha tocado fondo, o más que sea ha tocado el fondo deportivo en el fútbol ecuatoriano tras descender a Segunda División por no poder pagar las deuda que mantenían una suspensión en la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) y aun espera lo que pueda pasar en el plano institucional, que podría ser peor.
Pero el problema de los ‘Chullas’ viene de mucho más atrás que este presente en la Serie B y sin dinero, nace de esas épocas en que quisieron reverdecer los viejos triunfos y perdieron la cabeza por ello, creando un déficit que con el paso de los años se hizo imposible cubrir y que llevó a esta agonía que este viernes terminó con la pérdida de categoría.
Era el 2008 y Deportivo Quito no quería pasar de los 40 años sin ganar títulos por lo que hizo la locura de despilfarrar dinero con el solo objetivo de ser campeón, logro que terminó consiguiendo pero hipotecando el futuro de este club.
Según información del portal Bendito Fútbol, y referenciando declaraciones de un dirigente de los ‘Chullas’ en esos tiempos, la dirigencia del cuadro quiteño llegó a pagar 100 mil dólares de premio por partido, una locura financieramente que le significó a este equipo ser campeón pero teniendo un déficit de 400 mil dólares, una cifra que con el tiempo creció y creció.
Con el paso de los años, y cebados por el festejo en el 2008, Deportivo Quito obtuvo dos títulos más, pero con la misma irresponsabilidad dirigencial de personas como Fernando Mantilla, Fernando Herrera, Iván Vasco, Santiago Ribadeneira, Freddy Mayorga, entre otros, quienes continuaron el despilfarro con dinero que no tenían los ‘Chullas’.
Pero los logros, ganando su último título en el 2011, maquillaron esta situación, creando un terreno ideal para la desgracia, la misma que se comenzó a evidenciar en el 2012.
En ese año desde la FEF comenzaron a llegar las novedades de las deudas, de los problemas económicos, pero, como una costumbre insana de los ecuatorianos, se dejaron pasar por una dirigencia cómplice en el organismo regulador del fútbol ecuatoriano, a tal nivel que en el 2013 explotó todo.
Escenas como jugadores paralizando sus actividades, el director técnico afirmando que debía dormir en el parque La Carolina porque no tenía ni para el arriendo y jugadores intentando paralizar una fecha porque estaban suspendidos terminó revelando a ciencia cierta la crisis de este club.
Una auditoría reveló en el 2014 que el déficit del Deportivo Quito podría alcanzar los 20 millones de dólares, lo que pareció no hacer escarmentar a los dirigentes, que desfilaban por estos cargos tapando apenas los huecos que podían mientras seguían contratando y fichando pese a no tener el dinero para responder con todos sus haberes.
Como una crónica de una muerte anunciada, en el 2015 Deportivo Quito fue sancionado con puntos, no se pudo presentar en un partido, se fue medio plantel y terminó descendiendo a la Serie B, lo que pareció no ser suficiente aun para tomar conciencia.
Para el 2016, con el proyecto de la cooperativa Los Chasquis de Pastocalle, el equipo quiteño siguió con la irresponsabilidad financiera y, pese a estar en una categoría inferior, armaron el equipo más caro de la misma, la que duró tan poco con la partida de esta institución financiera.
Así, deudas, suspensiones, jugadores que se iban, cuerpos técnicos que desfilaban y una serie de directivos que entraban y salían terminaron determinando este presente, este duro descenso a Segunda División y grandes peligros institucionales que se temen como son la quiebra, la insolvencia y hasta la desaparición de este club.