Cristiano Ronaldo es insaciable. Su voracidad de cara a la puerta rival ha superado a una correosa Irlanda del Norte que se había adelantado en el electrónico. Cuando parecía todo perdido, salió el gen competitivo del madridista para anotar un ‘hat-trick’ y relevar a Rusia en lo más alto de la clasificación. Este triplete es significativo para Ronaldo ya que el de Madeira se ha convertido en el segundo máximo artillero de la historia de Portugal, por delante de un mito como Eusebio y a solo cuatro de Pauleta.
Las numerosas bajas dentro del combinado de las ‘Quinas’ -Hugo Almeida, Danny, Rúben Micael y Beto- condicionaban a los lusos a la hora de saltar al Windsor Park. La ‘Seleçao’ estaba obligada a ganar en Belfast, tras la victoria de Rusia. Y ese fue el mensaje que entendió un miembro de la ‘vieja guardia’, Bruno Alves, cuando a los 21′ colocaba el interior de su pie derecho para resolver un córner a favor. El central del Fenerbahçe sumaba su noveno gol internacional.
El juego directo norirlandés amenazaba a una zaga con dudas en el repliegue y el juego aéreo. Un defecto que explotaba el conjunto local con un saque de esquina que finiquitaba Gareth McAuley con un portentoso testarazo que se adentraba en el palo largo de un indeciso Rui Patrício.
La clasificación directa se alejaba momentáneamente de los hombres de Paulo Bento, quien veía cómo se complicaba el duelo con la expulsión de Postiga por intentar agredir a McAuley con un cabezazo. Emulando a Zidane de una manera descafeinada
, más con la intención de intimidar que de golpear, pero con idéntico desenlace que el astro francés.
Con inferioridad numérica afrontaban los portugueses el segundo acto. La orfandad en la generación de juego de la medular formada por Veloso, Moutinho y Meireles continuaba y se incrementaba. Además, otro saque de esquina premiaba la perserverancia de los verdiblancos con la segunda diana, obra de Ward en situación antireglamentara tras golpeo previo de un omnipresente McAuley.
Las fuerzas se compensaban merced a un duro tackling de Brunt que le hacía ganar el túnel de vestuarios con media hora a la vista. Las prisas se instalaban en los encarnados y Cristiano Ronaldo se encargaba de quitar la ansiedad con un cabezazo seco que igualaba el partido. Otra vez desde la esquina, el cuarto córner botado en el partido que terminaba en las mallas.
Los 20 minutos finales eran vivos. Ambos equipos buscaban sus opciones con sus armas. Cristiano Ronaldo había desempolvado sus pistolas y repetía con otro atlético salto que suponía el tercero para los suyos. La cartulina roja vista por Lafferty era un paréntesis dentro del festival del ‘7’. acto seguido, Ronaldo redondeaba otra noche de ensueño con una falta que batía a Carroll. La guinda que necesitaba para otro ‘hat-trick’. Otro más para su colección.
Fuente: Goal