El Clásico de esta noche puede ser algo más que un mero Barça-Madrid para dos amigos y al mismo tiempo mitos vivientes de ambos equipos. Iker Casillas y Xavi Hernández pueden vivir su último choque de máxima rivalidad.
El portero, con 37 Clásicos a sus espaldas, está meditando abandonar el club blanco después de la serie de sinsabores que está sufriendo por parte de la afición. Un público que centra en el meta los malos partidos o derrotas que cosecha el Madrid.
El último capítulo lo vivió la semana pasada, cuando fue señalado por el respetable de la goleada ante el Atlético de Madrid (4-0) y de la derrota ante el Schalke (3-4) en Champions. Los pitos acompañaron su nombre cuando su suplencia fue anunciada por megafonía en el encuentro ante el Levante de este pasado fin de semana.
Xavi, por su parte, también medita su salida después de que este pasado verano tuviera pie y medio fuera del Barcelona. Finalmente decidió quedarse al no llegar a un acuerdo definitivo para jugar en un equipo de Qatar. El centrocampista, al que aún queda un año más de contrato —acaba su vinculación el 30 de junio de 201—, acumula 40 Clásicos en sus piernas, no tiene muy clara su continuidad en el Barça por diferentes motivos, el principal de ellos es el escaso protagonismo que está teniendo en el equipo.
Xavi, que partía como suplente, tardó poco en hacerse con un sitio en el once titular de Luis Enrique pero desde la derrota de Anoeta, a principios de enero, su protagonismo ha sido residual. El futbolista quiere salir por la puerta grande y alargar la situación no lo permitiría.
Además, tampoco hay que olvidar el estrecho marcaje que le realiza Hacienda. La Liga qatarí le garantiza unos ingresos similares a los que tiene en el Barcelona, y además podría alargar su carrera un par de temporadas más.
Xavi tiene un aliciente más. Esta noche puede convertirse en el jugador que más partidos de Liga ha ganado al Real Madrid en solitario. En estos momentos está empatado con Migueli. Ambos suman 12 victorias ligueras.
Xavi y Casillas son rivales sobre el terreno de juego pero amigos fuera de él. Precisamente su relación fue premiada con el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes de 2012 porque “ambos simbolizan los verdaderos valores de la amistad”. Los dos futbolistas supieron sobreponerse a los momentos de gran tensión y rivalidad que se vivieron en los Clásicos de los últimos años, con Guardiola y Mourinho en los banquillos, y supieron apaciguar los ánimos en sus respectivos vestuarios. La selección española se benefició de ello.
Hoy pueden vivir su último Clásico, salvo que la Champions les enfrente o que decidan seguir en sus equipos.
Fuente: Marca
