El fútbol está marcado por historias que se cuentan con letras de oro, con millones de dólares, con opulencia. Pero también tiene esas de barro y césped, de las de abajo, de romanticismo por este deporte. Ésta es la del director técnico Pablo Vicó en Argentina, personaje que ayer llevó a Brown de Adrogué al histórico primer ascenso a la B Nacional de este país, y que vive en las instalaciones del club desde hace 14 años.
Ex-jugador de este humilde club desde las divisiones inferiores, por la necesidad una vez retirado dormía en la concentración del Brown, comenzando desde ahí sus primeros pasos hacia el sueño pequeño pero grande de este equipo.
Contratado como cuidador del club, se muda oficialmente hasta las instalaciones en Adrogué hace 14 años, realizando todo tipo de tareas, pero también cultivando los conocimientos en la dirección técnica, pasando desde ser coordinador, hasta encargado de las divisiones formativas.
«No es cuestión de plata», manifiesta Vicó en varios reportajes, mientras aclara que para redondear el sueldo, su esposa lava la ropa de los jugadores del club.
Hace cuatro años, y luego de ser en dos ocasiones anteriores técnico interino, es asignado como el estratega oficial del equipo, con la confianza de la dirigencia, que no solo le da el cargo, sino que cree en el modesto proceso que quiere iniciar con este equipo a largo plazo.
Ayer, jugando de ida y vuelta un cupo por ganar el torneo reducido en la Primera B, con Almagro, la definición en penales determinó la suerte del Brown, equipo acostumbrado a las divisiones de ascenso, a conseguir su primera participación en la B Nacional, donde se enfrentará a Independiente de Avellaneda. El héroe fue el portero José Burtovoy, pero los aplausos y las felicitaciones en la celebración se las llevó ese humilde personaje que como DT llevó al equipo al preciado torneo, un paso más cercano hacia la Primera División del fútbol de Argentina.