Una cámara puesta en lo alto de la ciudad de Buenos Aires captó el grito de una ciudad, que celebró a rabiar con cada momento de la definición de penales que le dio la clasificación a Argentina ante Holanda a la final del Mundial.
Gritos, cánticos, pitos de carros y cornetas de escuchan en una ciudad que se encendió en una celebración interminable por la vuelta de Argentina a una final del Mundial luego de 24 años.