River llevaba bien el partido en la altura pero se durmió cinco minutos y perdió más por errores propios que por efectos de los 3800 metros de Oruro. Desborde, manotazo flojo de Barovero y mal cierre en uno. Un tiro libre fuerte pero no imposible en otro y 2-0 para San José.
No lo perdió por la altura. No lo ganó por la altura. River llevó muy bien el partido en los 3800 metros de Oruro pero terminó perdiendo con San José por errores que tienen más que ver con distracciones propias que por la falta de aire no fue determinante. Y no pudo mostrar su poderió ofensivo limitado por las circunstancias.
La idea de no quemar piernas, guardar aire en donde fuera, River la cumplió. Con algunos que físicamente pudieron más que otros, la fue llevando. Ponzio regulaba bien, Sánchez mostraba su capacidad física, Martínez quebraba en el uno a uno (tuvo un derechazo que casi fue gol). San José no armaba juego ni mostraba sacarle rédito a su potencial.
River mantuvo su esquema. Las limitaciones de San José le daban aire. El Pity tenía sus posibilidades, Mora también sacaba un derechazo difícil y estaba controlado. Un partido inteligente desde lo táctico, cumplido muy bien por los jugadores para nunca entrar en el ritmo que le quitaría chances. Pero todo quedó en la nada en menos de cinco minutos. El desborde de Reyes no fue por la altura, su centro que Barovero manoteó mal, tampoco. Y Orué le ganó a Uribarri por su potencia, no por los 3800 de Oruro.
Al toque, el tiro libre de Valverde tuvo tanta potencia como desatención de Barovero, quien dio el paso para un lado y nunca volvió a acomodarse. Quizá tampoco hubiera podido sacarla, pero no mostró gran resistencia.
Balance ambiguo para un River que jugó bien para las condiciones que se le presentaban, controló el partido y al final no fue la altura la que lo hizo perder. Tan cierto como fue la altura la que le impidió ganar, porque la posibilidad de crear situaciones de juego de peligro se reducen. El cambio de velocidad no se busca para racionar aire, las proyecciones se limitan y entonces también se achican las variantes. Le faltó altura para cerrarlo como merecía.
Fuente: Olé.com.ar