Todo es felicidad en Can Barça. Acaban de ganar la Liga, tienen el triplete a tiro y todo debería ser la Disneylandia que definió Luis Enrique en su día. Precisamente, fue el técnico el que acuñó ese término para referirse al Barcelona cuando más complicada era su situación. No obstante, en el cielo radiante que luce en el universo culé hay una nube que emborrona el horizonte: La continuidad de Luis Enrique al frente de la plantilla el próximo curso.
Vaya por delante que Luis Enrique tiene contrato vigente hasta el 30 de junio de 2016, pero cada vez que se le pregunta por su futuro, el asturiano evita pronunciarse. Empieza a crecer en Barcelona el convencimiento de que si el club catalán consigue el triplete, el entrenador rescindirá su contrato y dirá: “Ahí os quedáis”. Se trata de un rumor que va creciendo porque nadie, empezando por el propio interesado, lo desmiente. Y lo que es peor, el técnico, parece sentirse muy a gusto ante las especulaciones.
La directiva únicamente se ha dado por aludida en el debate respecto a la continuidad del técnico desde hace una semana. Es ahora, tras ganar la Liga, cuando Bartomeu y Cardoner, vicepresidente del área social, han dicho que quieren que Luis Enrique siga. Quizás sea demasiado tarde.
Zubizarreta. Más allá de sus problemas con Messi y otros pesos pesados de la plantilla que obligaron al asturiano a ceder en sus posiciones iniciales, lo que parece que de verdad ha molestado al técnico del club es la destitución de Zubizarreta, que considera injusta y que así denuncia a la mínima oportunidad. A Luis Enrique le han hecho llegar el mensaje desde la sala de juntas de que no sea tan “amigable” con el exdirector deportivo en sus apariciones públicas, cosa que le ha enervado aún más. Ha firmado una tregua de silencio al respecto, pero, como dijo en Múnich tras eliminar al Bayern, “a final de temporada será el momento de explicarlo todo”.
En el Barcelona tienen a Luis Enrique por un personaje imprevisible. Nadie sabe si, dada su especial personalidad, puede colgar la pizarra para irse por la puerta grande y coger la bicicleta e irse a Australia a completar triatlones. La falta de un interlocutor (con Braida aún no se ha reunido) hace que sus futuras actuaciones sean una incógnita. De momento, hay tregua hasta el seis de junio.
Fuente: AS