El periodista argentino Ezequiel Fernández en el medio Cancha Llena publicó una extensa nota acerca de las renuncias de los presidentes de las Federaciones de Chile y Colombia, señalando a Luis Chiriboga como uno de los que seguirían en esta lista.
Mira la nota de Cancha Llena:
El joven irrumpió en The Ritz-Carlton, concentración de Colombia en Las Condes, Santiago de Chile, con una chaqueta que decía FBI. «No me lleven, tengo familia, yo les cuento, pregunten, yo hablo», comenzó a gritar pálido y de rodillas Ramón Jesurum, nuevo presidente de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF). Un dirigente se escondió en la piscina. Otros comenzaron a borrar nombres en sus celulares. El hecho jamás sucedió. Fue inventado por Actualidad Panamericana, un portal colombiano de noticias falsas. Pero algunos medios lo creyeron. Un periodista de peso había dicho horas antes por TV que Luis Bedoya, presidente anterior, renunció porque temía que el FBI pidiera su arresto en Santiago. Ayer fue el turno de Sergio Jadue. El presidente de la Federación chilena (ANFP) viajó anoche por seis meses a Nueva York mientras su selección jugaba en Uruguay. Así se juegan hoy las eliminatorias sudamericanas de Rusia 2018. Con dirigentes que caen uno tras otro por el FBI y por cuentas internas. Y con técnicos que amenazan seguir el mismo camino. Algunos porque se va el dirigente que los contrató. Otros porque los resultados no llegan. Y porque la presión puede hacerse insostenible.
José Pekerman llegó a Colombia contratado por Bedoya, un economista católico de 56 años, de bajo perfil, que en su gestión de nueve años llevó a Mundiales a selecciones juveniles y femeninas de Colombia y también a la mayor tras doce años de ausencia. Bedoya construyó una moderna sede deportiva, aumentó de uno a siete los patrocinadores y triplicó los ingresos. Hasta que llegó el FBI. Bedoya fue asesorado por un abogado amigo que estuvo preso en Estados Unidos, acusado por la DEA. Según rumores, hasta se reunió con el presidente colombiano Juan Manuel Santos. Renunció antes del partido del jueves contra Chile invocando «razones personales». Horas después, el 4 de noviembre, voló a Nueva York en clase ejecutiva de Avianca. Viajó con su esposa, la periodista Martha Herrera. El matrimonio, según el diario bogotano El Tiempo, llevó un informe de justificación de bienes (cinco apartamentos, cuatro lotes), declaraciones de renta y certificación de antecedentes. El nombre de Bedoya no aparece. Pero fue implicado en la delación al FBI de José Hawilla (Traffic) en los supuestos sobornos de 100 millones de dólares a todos los presidentes de las Federaciones sudamericanas por derechos de TV. «Los dineros que hemos recibido están en la contabilidad de la Federación», se defendió siempre Bedoya. No le alcanzó.
Una fuente me asegura que Bedoya había iniciado en realidad la rendición ante el FBI en un primer viaje a Nueva York de setiembre pasado, cuando Colombia jugó un amistoso contra Perú. A la delación de Hawilla ya se había sumado, según me cuentan, la del exCEO de Torneos Alejandro Burzaco. Agravaron el cuadro supuestas presiones de dos patrocinadores estadounidenses de la FCF. Dos fuentes me aseguran que Bedoya acordó una «delación compensada». Devolvería dinero y dará información sobre el cartel, como el FBI trata a la FIFA. Su sucesor, Ramón Jesurum, acaso deberá estar ahora más receptivo a las críticas que aumentará contra Pekerman la poderosa cadena de medios a la que Bedoya dejó sin derechos de TV. «Si le val mal estos dos partidos a la selección -avisó días atrás una fuente a Semana.com- el núevo técnico es Reinaldo Rueda». Tras la derrota de ayer ante Argentina, Colombia sumó un punto de seis. Ni siquiera funcionó el Padrenuestro habitual que reza Bedoya antes de cada partido.
El chileno Jadue, me dijo días atrás uno de los cinco candidatos presidenciales de la FIFA, era la gran esperanza de reforma dentro de la Conmebol. También él hizo crecer económicamente a la ANFP chilena. Contratos millonarios con Nike y MegaTV, favorecidos por la conquista histórica de la última Copa América, otra vez de la mano de un DT argentino, Jorge Sampaoli. Anoche, Jadue partió de viaje por seis meses rumbo a Miami. «No vas al estadio (el jueves contra Colombia), no vayas a Uruguay, no vuelvas a la ANFP», cuenta el colega Danilo Díaz que le ordenaron los clubes grandes. Acaso los mismos que primero le dieron alas y miraron hacia otro lado su crecimiento patrimonial. Igual que Bedoya, Jadue juró siempre inocencia y aseguró que los dineros extras de la TV de la Conmebol fueron para la ANFP, no para él. La semana pasada Jadue, siempre ambicioso, sugirió que su viaje misterioso a San Pablo para reclamarle al brasileño Marco Polo del Nero que le diera su puesto de la Conmebol dentro del Ejecutivo de la FIFA. Otras fuentes dijeron que, en realidad, Jadue viajó a San Pablo para negociar con Rodrigo Janot, fiscal brasileño que busca coordinar su investigación con la del FBI. Porque Jadue, añaden las fuentes, también quedó manchado con las nuevas delaciones de los nuevos topos que va sumando el FBI.
La caída de Jadue, eso sí, sucedió justo cuando se enfrentó con los clubes grandes chilenos por el manejo del Canal del Fútbol (CDF). Es la mina de oro de la pelota trasandina, negocio central también de Cristian Varela, gerente general y accionista de la productora ChileFilms, con la que ya ingresó a la Conmebol. Varela posee una jungla de intereses cruzados que le permitió ingresar también a la Comisión de Finanzas de la Conmebol y a la Comisión Disciplinaria de la FIFA. Jadue facilitó su caída por problemas personales. Las fuentes dicen inclusive que fue alejado de la ceremonia de clausura del reciente Mundial Sub 17 de Chile porque su estado, demacrado, extremadamente delgado, y con la mirada perdida, no era el mejor. La situación alarmó a Gianni Infantino, el candidato europeo a la presidencia de la FIFA, que tiene apoyo de la Conmebol. Es el mismo Jadue que, apenas meses atrás, demoró veinte minutos la visita a la presidenta Michelle Bachelet diciendo que cualquiera debe esperar «al campeón de América». Los clubes SA de Chile tienen ahora como nuevo presidente subrogante de la ANFP al exjugador Jaime Baeza. El debate central pasa ahora por Sampaoli. ¿Aceptará ahora, por la salida de Jadue, las jugosas ofertas económicas que viene recibiendo desde Europa?
El primero que habló para el FBI dentro de la Conmebol fue Hawilla. Luego fue el turno de Burzaco. Y después el de José María Marín, el expresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF). Hoy habrá una nueva audiencia. «Pero lo que sucede en el juzgado -me dice la fuente- es una formalidad. Lo más importante se habla en los interrogatorios en el arresto domiciliario. Allí se negocia delación a cambio de pena». Las nuevas delaciones, supuestamente, provocaron las caídas en estos días de Bedoya primero y de Jadue después, ambos designados vicepresidentes de la Conmebol apenas dos años atrás. Eran el nuevo poder de los países del Pacífico, después de décadas de dominio de los colososos Brasil y Argentina. Inevitable, añade la fuente, llegarán ahora las de los presidentes de la Federación de Ecuador, Luis Chiriboga, y de la propia Conmebol, el paraguayo Juan Angel Napout. Se completaría así el lote de los doce dirigentes sudamericanos que actuaron en los contratos de Datisa, acusados por el FBI por el pago de coimas. El último que se vaya, dicen en la Conmebol, que apague la luz.
El rostro más visible hoy en la Conmebol es el de su director general, Gorka Villar, que no es sudamericano, sino español. Inédito tras años de contratos secretos, Villar anunció semanas atrás el llamado a licitación de los derechos comerciales de la Copa América Centenario 2016, a jugarse en Estados Unidos en junio próximo. Datisa (Traffic, Torneos y Full Play) ya es el pasado, igual que Burzaco en Torneos. Hasta la superpoderosa Globo de Brasil echó a Marcelo Campos, su histórico Director de Deportes. ¿Llegará por fin la hora del uruguayo Paco Casal, el hombre que impulsó en Uruguay el primer juicio denunciando los manejos oscuros de la Conmebol? La semana pasada, la Institución Nacional de Derechos Humanos de Uruguay (Inddhh) pidió sanciones contra Tenfield, la firma de Casal, por no trasmitir por TV abierta los partidos de eliminatorias de la selección celeste, violatorio, dice el texto, contra una resolución que señala que son cotejos «de interés general». Lejos de intimidarse, Tenfield, que pagó 12 millones de dólares por su exclusividad, protestó «la insistencia del Estado en expropiar derechos sin compensación alguna, de modo ilegítimo, excesivo y abusivo». Afirmó que la ley, a la que tacha de «dudosa constitucionalidad», obliga a trasmitir en abierto sólo los partidos decisivos. Se consideró «parte dañada». Y avisó que está habilitada «a reclamar del Estado los daños y perjucios provocados por su actuar». En la Conmebol se van los malos. Los que vengan, eso sí, pueden ser aún peores.