Referente del fútbol ecuatoriano como jugador y poco a poco ganando nombre como director técnico, Alex Aguinaga es voz autorizada para hablar de todo un poco.
Así lo demostró en una entrevista con Él Gráfico de Argentina, donde destacó algunos aspectos de la selección, pero también habló del FC Barcelona, Pep Guardiola y hasta del Liverpool.
Mira la entrevista a Alex Aguinaga:
Esta es la nota con El Gráfico:
Ícono de la mejor historia del fútbol ecuatoriano, Alex Aguinaga capitalizó su experiencia de tantos años regalando buen juego por los campos del mundo (jugó en Deportivo Quito, Necaxa, Cruz Azul y Liga de Quito) y desde 2011 afronta el desafío de abrirse camino en el siempre complejo rol de la dirección técnica. Luego de sus incursiones por Barcelona de Ecuador, San Luis, Liga de Loja y Correcaminos, se apresta a iniciar la pretemporada al frente del Deportivo Cuenca. Invitado para participar de la gala de los Premios Univisión Deportes, Alex se encontró con El Gráfico en el fantástico Hotel Biltmore de Coral Gables y, tras los saludos de rigor, la charla fluyó naturalmente por el tema ineludible: el fútbol.
-Ecuador está viviendo un momento de esplendor, con un gran nivel de la selección, con jugadores que se destacan en ligas importantes de Europa… ¿Cómo lo vive usted, que es una leyenda viviente del fútbol ecuatoriano?
-Con mucha felicidad. El crecimiento del fútbol ecuatoriano es impresionante. Antes, para que un jugador saliera de nuestro medio tenía que ocurrir un milagro: que jugara muy bien y que alguien tuviera valor para llevarlo, porque no había un pasado constante de éxito relacionado a nuestros jugadores. Después del Mundial 2002, el primero al que pudimos clasificarnos, se abrieron las puertas para nuestros jugadores. La gente se dio cuenta de que tenían calidad, y los jugadores respondieron en el campo. A partir de eso, el futbolista ecuatoriano se ganó un respeto en el mundo. Ahora estamos atravesando por un momento emocionante, sobre todo por el gran comienzo de la selección en las Eliminatorias. Un arranque avasallador.
-¿Esperaba que ganara los cuatro partidos?
-No, era difícil imaginarlo, sobre todo porque debutábamos con Argentina en Buenos Aires. El más optimista imaginaba un empate, que no habría sido malo. Pero pensar en el triunfo, si bien no era descabellado, era bastante iluso. Los muchachos demostraron su capacidad, fueron superiores a Argentina y adquirieron una confianza que luego se propagó a los tres partidos siguientes.
-¿Cómo evalúa el aporte del técnico Quinteros en este proceso?
-Ha sido importante para convencer a los jugadores, que son los grandes protagonistas, los que ponen todo en el campo. El técnico debe convencerlos, realizar esa labor de psicólogo para unir a los talentos y hacerles entender que son capaces de todo. Y Quinteros lo logró.
-Cuando se sienta en el sillón de su casa para mirar fútbol, ¿qué equipo le da placer ver?
-Veo de todo, pero el que más me entusiasma es, sin dudas, el Barcelona. Es el equipo que mejor juega, quizás el mejor de la historia. También lo veo con curiosidad para observar cómo lo enfrentan los rivales, a qué métodos apelan para neutralizarlos y cómo les va. También me fascina la liga inglesa. Ahora mismo me estoy dedicando a ver lo que hace Klopp con el Liverpool, creo que puede dejar una huella en ese club. Y también veo con satisfacción al Bayern de Guardiola, otro equipazo.
-Barcelona y Bayern Munich dan la sensación de haber logrado algo muy difícil: vincular la belleza con la efectividad.
-Sí, sobre todo el Barcelona, porque Bayern siempre se caracterizó por ser efectivo, aunque ahora haya adquirido un barniz de exquisitez. Barcelona, con la llegada de Neymar y Suárez para engarzarse con Messi, ha hecho una clara apuesta por dar todo: buen juego, efectividad, asombro… Y ni hablar de la calidad de Iniesta, que sigue vigente y en un gran nivel. La incorporación de Suárez fue clave para que el equipo se volviera más profundo, justo lo que necesitaba para darle sentido a la tenencia abrumadora. Antes era un equipo que te mataba por desgaste. Ahora ni siquiera necesita desgastarte, te mata a la primera oportunidad que tiene.
-¿Le sorprende que Guardiola se aleje del Bayern al final de la temporada? Llegó hace tan poco…
-Creo que pasa por los gustos y por la comodidad de Pep, y no por los resultados, que han sido excelentes. Está claro que en Alemania no se siente cómodo por la idiosincrasia y por algunos inconvenientes internos.
-Siempre se dice que en los grandes equipos es muy difícil manejar el ego de las figuras. Parece que Luis Enrique supo hacerlo en el Barcelona.
-Me da gusto que pase eso, porque siempre es difícil armonizar la convivencia en un plantel de estrellas. En el Barcelona todos quieren tener la pelota, todos quieren recibirla y, a la vez, todos tienen la paciencia para manejarla cuando es aconsejable, para pasarla cuando corresponde. Lo del tridente Messi-Suárez-Neymar es emocionante. No son egoístas, disfrutan en la cancha, no hay malos gestos de uno hacia otros… Cuando abundan las figuras, normalmente unas quieren resaltar sobre las otras. Pero acá afortunadamente no se ve. Cada uno brilla a su tiempo y parece alegrarse del brillo del otro.
-¿Qué característica de Leo Messi lo deslumbra más?
-Lo resumiría diciendo una sola cosa: el talento. Leo juega y se divierte. Su talento sale a flote siempre. Jamás lo veo molesto, disfruta lo que está haciendo.
-El principal motor para la gente del fútbol suele ser la motivación, los objetivos por alcanzar. ¿Cuáles son los suyos en este momento de su carrera?
-Lograr títulos. Quiero ser un entrenador sólido y confiable. Y también un entrenador querido por sus jugadores. A veces no es fácil, porque cuando se toman decisiones siempre hay un afectado, pero no pierdo la ilusión de lograrlo. Quiero eso: ser un entrenador ganador, sólido, confiable y querido.