Insólito y hasta absurdo fue lo que sucedió en el fútbol de Turquía con lo que puede ser tranquilamente el autogol más ridículo de la historia por lo increíble del mismo, donde se pasó de festejar un penal atajado a tener que lamentar ver el balón entrar a tu propio arco.
Todo sucedió cuando el guardameta polaco Adam Stachowiak, perteneciente al Gaziantep BB de la TFF 1. Lig (la segunda división de Turquía) se convirtió en el héroe de su equipo por unos segundos al atajar un penal del cuadro rival, pero la alegría duró tan poco y casualmente por el festejo de la misma acción.
Es que cuando el portero tenía el balón, un defensa de su propio equipo se acercó a felicitarlo con tanta efusividad que se lanzó sobre él, provocando que el balón se le suelte a Stachowiak, ingresando lentamente al arco.
Pese a que la reacción del guardameta fue inmediata, no pudo impedir finalmente que el esférico termine de entrar y se defina el gol del cuadro rival, que terminaría empatando ese encuentro.