La justicia brasileña propuso transformar el estadio de Manaos (norte), una de las sedes de la Copa del Mundo de 2014, en una cárcel provisoria después del torneo para hacer frente al hacinamiento penal.
«Es una de las opciones que está sobre la mesa y que fue propuesta por las autoridades regionales», le dijo ayer a la AFP un vocero del sistema de prisiones del estado de Amazonas, del que Manaos es capital.
El estadio, que tiene capacidad para 44.000 espectadores, serviría como una primera parada para los condenados antes de su sitio de reclusión definitivo.
El Arena Amazonia recibirá cuatro juegos del Mundial, que se celebra en 12 ciudades brasileñas entre el 12 de junio y el 13 de julio próximos.
El futuro de este estadio de 280 millones de dólares es incierto, dado que Manaos, con una población de 2,5 millones de personas, no tiene un equipo en la primera división del fútbol brasileño.
Hay temores de que el estadio pueda terminar convertido en un «elefante blanco» después del Mundial, por ello la necesidad de encontrar alternativas para su uso.
Un miedo similar planeaba sobre el destino de otros tres estadios del Mundial: Brasilia, Cuiabá (suroeste) y Natal (noreste), donde no hay grandes equipos. Pero en la capital se disputaron partidos de la primera división con un gran asistencia de público.
La justicia de Amazonas sugirió al gobierno estatal convertir el estadio en un centro de reclusión temporario, ya que el actual está desbordado con detenidos.
Un sambódromo local es también candidato para albergar el nuevo centro, pero hay presión para que sea el estadio de fútbol.
«No veo otro lugar mejor, así sea temporal, para recibir a los detenidos de Manaos», dijo Sabino Marques, presidente del grupo de seguimiento de prisiones de Amazonas citado por el diario Folha de este martes.
«Hasta que el estado resuelva el problema, construyendo nuevas prisiones, que utilice los espacios ociosos», añadió.
AFP