Después de casi 18 años, y con una formidable reacción que el italiano Giuseppe «Pepito» Rossi tradujo en tres tantos, Fiorentina volvió a ganar en el estadio Franchi, esta vez por 4-2, ante una Juventus que cuando se había disputado una hora de juego estaba en ventaja de dos goles.
Desde el 13 de diciembre de 1998 que el equipo «violeta», con un 1-0 acreditado por gol de Gabriel Batistuta, no vencía en su propio campo a Juventus, en el que en aquella época era uno de los choques más sentidos de la Liga Italiana.
Hasta los 65 minutos todo era fácil para Juventus, que -con el chileno Arturo Vidal castigado en el banco de suplentes- había pasado en ventaja, primero con Carlos Tévez (36′) al convertir un penal que a él mismo le había cometido su compatriota Gonzalo Rodríguez, y después con un gol del francés Paul Pogba, que aprovechó un grave regalo defensivo del colombiano Juan Cuadrado.
Pero entonces el árbitro Nicola Rizzoli, con alguna ligereza, concedió penal para el local por falta de Kwadwo Asamoah contra el chileno Mati Fernández, desde los 23′ por Massimo Ambrosini, que Rossi ejecutó y transformó en la red.
A partir de ese tanto Juventus entró en un estado de total confusión (poco antes había sido mandado al campo a Vidal) y poco después Fiorentina conquistó la paridad (75′) con un tiro desde lejos de Rossi frente al que tuvo una reacción tardía el arquero Gianluigi Buffon.
Alcanzado el 2-2, Fiorentina apretó más el acelerador, ante una Juventus desconcertada, y primero marcó el tercero con el español Joaquín Sánchez (79′), llegado este año del Málaga, puso el score definitivo (81′) cuando Rossi anotó tras un contragolpe liderado por Cuadrado, quien se rehabilitó así de su garrafal error en el segundo gol de Juventus.
El final llegó en un estadio Franchi en éxtasis que festejó con la euforia de otros tiempos a un equipo en el que, además de los citados Gonzalo Rodríguez, Cuadrado y Fernández, jugaron el arquero brasileño Neto, el argentino Facundo Roncaglia (sin errores atrás) y el chileno David Pizarro, en campo pese a no estar en perfectas condiciones físicas.
Inútil el generoso despliegue de Tévez en una Juventus sin peso ofensivo (evidente su impotencia, hasta fue amonestado por protestas): sus intentos, sobre todo en la primera hora, fueron efectuados en total soledad, nunca acompañado por el español Fernando Llorente, mandado al campo como su compañero de ataque, por las lesiones de Fabio Quagliarella y Miko Vucinic.
Fuente: ESPN
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