En una definición final siempre va a haber un ganador y un perdedor, y en esta edición de la Copa Libertadores a Olimpia le tocó vivir el amargo sabor de haber estado cerca de la gloria, pero tener que conformarse con un segundo lugar.
Tras el penal errado por Matías Giménez, la euforia se desató en los jugadores de Atlético Mineiro, pero al mismo tiempo el dolor inundó a los de Olimpia que se lamentaron en la cancha del Mineirao.