Un proyecto de ley que renegocia las gigantescas deudas de los clubes de fútbol brasileños con el Estado y que es presentado como «el renacimiento» del deporte rey en Brasil fue enviada este jueves por la presidenta Dilma Rousseff al Congreso.
Las deudas por 4.000 millones de reales ($ 1.216 millones al cambio actual) de varios clubes podrán ser renegociadas en hasta 20 años, a cambio de una serie de contrapartidas, detalló la mandataria en una ceremonia en Brasilia con políticos y dirigentes de fútbol.
«Vamos a trabajar y transformar los clubes en grandes entidades lucrativas, con capacidad de profesionalizar jugadores», afirmó Rousseff.
«Ahora, además de arte, vamos a juntar eficiencia financiera, capacidad de inversión y tecnología deportiva (…) El futuro de nuestro fútbol depende de la aprobación de esta legislación», añadió.
Los clubes de fútbol en Brasil, grandes exportadores de talentos, nadan en un mar de deudas víctimas de su mala gestión y de la desaceleración económica del país.
Rousseff recordó que Brasil es el único país que ha participado en todas las Copas del Mundo, y el que más ha ganado, cinco.
Pero en los últimos tiempos el fútbol brasileño atraviesa problemas «y no apenas por la goleada en la semifinal contra Alemania en julio [7-1 en la Copa del Mundo], que quedará para siempre marcada en nuestra historia; sino principalmente por la grave situación de nuestros clubes de fútbol, debido a la combinación de una legislación anacrónica, estructuras de gestión poco profesionalizadas, ausencia de mecanismos de transparencia y responsabilización que resultan en un alto nivel de endeudamiento», explicó Rousseff.
«Infelizmente nuestro país exporta artistas, a diferencia de otros países que exportan el espectáculo», lamentó la presidenta.
A cambio de renegociar las deudas, el gobierno exigirá a los clubes la publicación de balances contables que sigan padrones y sean auditados por empresas independientes, pagar en fecha todas las contribuciones de seguridad social, laborales y contractuales (incluidos derechos de imagen) y gastar un máximo de 70% de los ingresos brutos en el fútbol profesional.
También se exigirá a los clubes que mantengan una inversión mínima y permanente en las categorías de base y fútbol femenino, y que adopten un cronograma progresivo de déficits para llegar a cero a partir de 2021.
En enero pasado, Rousseff había vetado un proyecto de ley que autorizaba la renegociación de las deudas sin obligarlos a realizar contrapartidas.
La presidenta advirtió este jueves que los clubes que no cumplan con las condiciones necesarias para la renegociación de sus pasivos serán penalizados incluso con el rebajamiento.
«Un día histórico»
Tras la histórica goleada de 7-1 sufrida frente a Alemania que representó «una señal elocuente de que algo andaba mal en el fútbol brasileño» este es «un día histórico porque inaugura el renacimiento del fútbol», apuntó de su lado el ministro de Deportes, George Hilton.
El presidente del club Flamengo, Eduardo Bandeira de Mello, que habló en representación de todos los clubes, dijo que el proyecto de ley es fruto de dos años de negociaciones con el gobierno y criticó a la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) que «nunca dio la voz a los atletas», según el portal de noticias G1.
«Reconozco el compromiso de la la presidenta Dilma y su importante decisión de defender estas medidas que son fundamentales. Entre ellas, la exigencia de contrapartidas, transparencia y gobernanza para poner fin a los desmanes y a las malas gestiones que permean y atrasan uno de los mayores patrimonios culturales del país, que es el fútbol», aseveró.
El proyecto de ley puede sufrir cambios en el Congreso, pero el golero Dida, excampeón del mundo en 2002 y que habló en nombre de los jugadores, dijo esperar que sea aprobado en su integridad.
En algunos clubes brasileños, «el fútbol dejó de convertirse en una fábrica de talentos para convertirse en una fábrica de frustraciones», lamentó Dida.
De los 684 clubes profesionales en Brasil, 583 no juegan todo el año. Según el grupo de jugadores Bom Senso (sentido común, en español), crítico de la gestión del fútbol en Brasil, de los 20.000 futbolistas profesionales del país, cerca de 16.000 reciben menos de dos salarios mínimos y quedan desempleados medio año cuando acaban los torneos regionales.
La situación financiera de los clubes es tan precaria que jóvenes con talento para llegar a Europa terminan jugando en China o en algún país árabe, donde se ofrecen jugosos contratos en ligas modestas.