Lima (API) – Una demostración de nuevas costumbres. La Venezuela de Sanvicente jugó su mejor partido desde la Copa América de Chile. La pelota la tuvo prestada Perú, la eficacia fue venezolana. Buen timming de la Vinotinto que supo acelerar en el momento exacto.
Perú salió desconcentrada. Las buenas intenciones de Ballón y Cueva, se veían eclipsadas por el juego desatinado y lento de Pizarro y Guerrero en el frente de ataque. Venezuela defendió bien con su cuarteto de fondistas, gran despliegue de Vizcarrondo y Rincón para colapsar.
El microclima del Estadio Nacional de Lima no era el mejor. El público presionó al equipo de Gareca, la pachorra y falta de conexión estresaba a los peruanos. La desesperación se sentía en la cancha, Gallese salvaba los muebles bajo los tres palos.
A los 32 minutos, penalti bien sancionado a favor de la visita y la tragedia peruana que se construía. Tras de la pelota fue Rómulo Otero y cambió la oportunidad por gol a favor de la Vinotinto. Los dueños de casa cayeron en un letargo poco consecuente, los nervios los arrollaron ante un rival muy esperanzador.
Para el complemento, Perú intentó ser un poco más generoso. El equipo de Gareca no sostenía la pelota, pero se animó a rematar recurrentemente al arco. Alaín Baroja, arquero de Venezuela, tuvo mucho trabajo. La Vinotinto tuvo que apurarse y adelantar líneas por supervivencia.
En ese propósito, una pelota revoleada al área por Añor y apareció Mikel Villanueva para mandar la pelota al fondo del arco peruano. Nuevamente quedó debiendo Ascues y Perú derrapaba sin fe en su casa. Apenas unos suspiros después, Paolo Guerrero puso el suspenso con el 1 a 2 para los locales. Remate con poca fe, pero engañoso para el portero Baroja.
A pesar del envión anímico de acortar distancias, Perú no mejoró su nivel. Gareca tuvo que sustituir a los caducos Farfán y Pizarro, le dio más libertad a Guerrero y conjugó una mitad de la cancha llena de recuperadores. Venezuela se cerró y vivió cerca de media hora de apuros.
Los minutos finales fueron tensos. Perú tenía ganas, pero no puntería. El empate y el desahogo saldrían de la banca. Raúl Ruidíaz marcó en la última jugada. Una corajeada. Los locales salvaron un punto que sabe a poco. Los dos actores de este partido parecen estar destinados a la eliminación. Ricardo Gareca, entrenador del cuadro suereño, está en la cuerda floja.