Diez
El futbolista brasileño Kaká, que acaba de anunciar su separación con su mujer Caroline Celico, realizó en 2007 unas de las confesiones más impactantes en el mundo del fútbol.
En aquel momento reveló que le fue «difícil» llegar virgen al matrimonio. «Para nosotros, la primera noche fue bellísima», comentó Kaká en 2007 en la edición italiana de Vanity Fair.
«Mi mujer y yo elegimos llegar castos al matrimonio. La Biblia enseña que el verdadero amor se alcanza sólo con la boda, con el intercambio de sangre, el que la mujer pierde con la virginidad», cuenta el astro brasileño.
Pese a sus intenciones, Kaká confiesa que esperar a la noche de bodas no fue fácil: «Claro que me pesó, soy un joven normal. No fue fácil llegar al matrimonio sin haber estado nunca con una mujer. Con Caroline (su mujer) nos besábamos y el deseo existía. pero siempre supimos retenernos. Si hoy nuestra vida es tan bella, creo que sea porque hemos sabido esperar».
El jugador en aquel momento reveló cómo conoció a la que ahora es su ex esposa: «Fue en una fiesta en Sao Paolo. Mi padre y su madre (Rosangela Lyra, administrador delegado de la firma Christian Dior en Brasil) se conocían y nos presentaron. Intercambiamos el número de teléfono y fui a buscarla para su cumpleaños».
«Cumplía 15 años, yo tenía 19. Pero en Brasil ya era famoso y, en 2002, a la vuelta de la victoria en el mundial, nos hicimos novios. A los 20 años ya pensaba en el matrimonio, siempre lo he hecho. Pero tuvimos que esperar tres años: uno en Brasil y dos estando lejos, pues vine a jugar al Milán y ella era demasiado joven para seguirme. Pero ese periodo fue importante, puso a prueba nuestro amor», añade.
Kaká, una persona de fuerte cariz religioso, confiesa que trata de «evitar las tentaciones»: «Existen siempre, pero intento evitarlas. Desde que estoy en Italia no he ido nunca a discotecas, salvo a las fiestas del Milán y siempre con mi mujer». «Entre nosotros, cuando ella estaba aún en Brasil, había un pacto: libres de salir con los amigos, pero a medianoche se vuelve a casa y se telefonea. Caroline y yo hemos hecho muchos sacrificios», confiesa Kaká.