el momento menos pensado. Así ganó River , aunque se había preocupado mucho antes por generar los merecimientos para llevarse la primera llave de la Recopa Sudamericana ante San Lorenzo . El éxito fue por la mínima diferencia (1-0), con angustia, aunque en el balance se terminó llevando varias buenas noticias. Porque no sólo ganó: lo hizo con carácter y, también, con buen juego. Por eso llegará con ventaja al desquite del miércoles próximo, en el Nuevo Gasómetro.
El respaldo de Gallardo tras las derrotas ante Boca hizo un click de arranque en la mente de los jugadores, pese a que el encuentro siguió sin goles. Desde la actitud de salir a jugar una final con protagonismo, de recuperar la confianza y con varios niveles individuales altos. Esa entrega fue con una dosis del viejo River, con desdoblamientos y juego por las bandas. Con sociedades vulneró de varias formas a un San Lorenzo demasiado quieto, que intentó defenderse cerca de Torrico.
River quiso demostrar de entrada que lo que pasó en el verano fue un espejismo. Al principio, con más centros y con el recurso de la pelota parada, pero también con algo del brillo del semestre pasado. Lo cierto es que le pasó por arriba a San Lorenzo, que mantuvo el cero sólo por las atajadas de Torrico y los palos, que le ahogaron los festejos. Jugó bien Rojas, pasó al ataque Vangioni, aportó movilidad Mora, se animó Carlos Sánchez (la figura) y hasta Teo Gutiérrez jugó concentrado, mentalizado en recomponer toda su imagen, no sólo la que ofrece desde la técnica para rematar.
El local lo jugó como una final y en el juego hubo dos goles de diferencia. El Ciclón estuvo muy flojo, con poco aporte de los refuerzos, aunque Mussis batalló con intermitencias. Pero las bandas no ofrecieron mucha resistencia, pese a que estuvieron contenidas desde Buffarini y Mas, y fue por allí donde le generó peligro River.
Las situaciones no tardaron en llegar. Y las más claras fueron con dos cabezazos de Teo Gutiérrez salvados milagrosamente por Torrico tras dos envíos de Mora. El uruguayo tuvo otra muy clara en el epílogo, con un zurdazo desviado. Hasta la pelota parada, uno de los recursos más explotados en el semestre pasado, volvió a ser clave desde los pies de Pisculichi. Por esa vía llegaron tres remates en los palos; dos de Teo y el restante de Maidana, con una palomita que dio en el caño derecho.
Hubo un bajón en el final de la primera etapa, pero se entendió como algo lógico teniendo en cuenta el gran desgaste físico utilizado para presionar y dominar al Ciclón. El único interrogante era ver cómo iban a afectar desde lo anímico las chances desperdiciadas.
En el arranque del segundo tiempo, el cuadro pudo torcerse hacia el otro lado: Cauteruccio se perdió un gol solo debajo del arco, tras una asistencia de Blanco. Fue un aviso. Porque los dirigidos por Bauza terminaron generando más riesgo que en los 45 iniciales. River se había transformado en un equipo «largo». Mantuvo la identidad ofensiva, pero se lo veía cansado por el desgaste en el ida y vuelta. Cauteruccio, luego de una muy buena jugada de Barrientos, tuvo revancha del gol fallado antes, pero en el mano a mano ganó Barovero.
River encontró el desahogo con un derechazo furioso de Sánchez, que recibió un pase de Pity Martínez (ingresó bien por Mora) tras una falla de Mercier. Los dirigidos por Gallardo habían mostrado voluntad, pero casi ni habían llegado en ese segundo tiempo. El Ciclón dejó pasar su momento y terminó con diez por la roja a Romagnoli. River hizo la lógica: primero se reencontró con el juego y luego con el gol.
Fuente: Cancha LLena
