EFE
El 23 de marzo de 1895 dos equipos compuestos exclusivamente por mujeres desafiaron las prohibiciones y las opiniones intolerantes de la época y disputaron en el Crouch End Athletic Ground de Londres el primer partido de fútbol femenino reconocido oficialmente por la FIFA.
«Unos diez mil curiosos intrigados por el desempeño de la mujer en un juego que era considerado un pasatiempo masculino», según recogió el diario The Guardian, presenciaron el duelo que midió a los equipos del norte y del sur de la ciudad, citados por la fundadora del British Ladies, Nettie Honeyball.
Por siete goles a uno doblegó el combinado del norte, capitaneado por Honeyball, a su rival en un choque que puso de manifiesto la inexperiencia de las protagonistas, ataviadas con blusas, gorras y pantalones bombachos, aunque la guardameta del equipo vencedor, Graham, fue elogiada por una actuación que resultó «capital» para el devenir del encuentro.
«Solo puedo decir que la impresión que dejó en mi mente el partido de esta tarde es que el espectáculo fue muy bonito. No hay nada desagradable en que una mujer golpee un balón», apuntó la corresponsal de The Guardian.
Un futuro brillante para la disciplina auguró el periódico de Manchester, que en sus páginas consideró el fútbol femenino como una práctica saludable para la mujer.
El Bristol Mercury, sin embargo, mostró su rechazo a la iniciativa y coincidió con el Daily Post en que las féminas «no pueden y nunca jugarán al fútbol como debe ser jugado».
«Por nuestra parte, nos alegramos de que las mujeres no puedan jugar al fútbol. Aunque sean capaces jugar, es un juego inadecuado para su sexo», sentenció el Daily Post.